Por Patricio González, candidato a Alcalde Independiente de Putaendo.

En pleno desarrollo del siglo 21, época donde las economías mundiales luchan permanentemente por mantener sus niveles de estabilidad, en complejos sistemas cada vez más relacionados entre sí, la llegada en primera instancia de los movimientos sociales y posteriormente el azote del Covid-19, dejaron en evidencia las falencias, problemas y temores que afectan a la mayor parte de la población, mismas que acrecientan la desigualdad y aumentan los niveles de pobreza y segregación.

MOVIMIENTOS SOCIALES

Los diferentes movimientos sociales en todo el orbe y sus respectivas causas y consecuencias tales como los Indignados en España, quienes se levantaron contra la corrupción política, empresarial y de la banca; Occupy Wall Street en Estados Unidos, una comunidad cansada de las evasiones fiscales del 1% más rico de la población; Chalecos Amarillos en Francia que se manifestaban contra el alza de precios de los combustibles; miles de estudiantes en Hong Kong se revelaban contra la negativa ley de extradición; Independentistas en Cataluña continuaban con su lucha emancipadora Catalana de España, encendían las alertas desde el viejo continente con altos niveles de disconformidad de parte de las comunidades hacia sus gobiernos, volcándose de manera multitudinaria a las calles, en un abierto desafío al sistema político y económico.

En Sudamérica lentamente los movimientos sociales fueron tomando cada vez más fuerza, hasta el punto en que Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador y Chile convulsionaron, llevando a miles de personas a las calles para demostrar su descontento.

Hoy en día, nuestro país vive el momento que podríamos llamar “ojo del huracán” producto de las medidas adoptadas por el gobierno como una forma de hacer frente al avance implacable de la pandemia, pero los problemas de fondo siguen acumulando fuerza, azuzados por medidas tales como llevar ante el Tribunal Constitucional el tercer retiro de fondos desde las A.F.P.

EFECTOS DE LA PANDEMIA

Gran parte de los costos, principalmente económicos, producto del Covid-19 han debido ser asumidos por las familias, recurriendo a sus propios recursos, incluso con medidas impuestas  desde el gobierno tales como el uso de los seguros de cesantía y posteriormente la implementación del programa de protección del empleo. Finalmente, miles de cotizantes se ilusionan con el espejismo económico del tercer retiro desde sus fondos de pensiones, medida más que cuestionada si pensamos que los montos para la jubilación de los chilenos descenderán de manera alarmante.

Pues bien, mientras el 7 de abril una publicación de la revista “Forbes” dejaba en evidencia que los efectos negativos de la pandemia no afectan a todos los chilenos de la misma forma; apellidos como Fontbona (viuda de Andrónico Luksic) y familia, Ponce Lerou, Paulmann, Angelini, Saieh, Yarur  y Piñera aumentaban sus patrimonios de manera “desproporcionada”, en comparación a la realidad del resto del país, quienes veían con preocupación cómo se acrecentaba la inestabilidad laboral y económica, con cifras que hoy llegan a los dos dígitos de desempleo.

A nivel comunal la realidad es igual de preocupante, ya que producto de la excesiva burocracia estatal, la casi nula acción de parte de la Intendencia y el Gobierno Regional, y la tremenda falta de manejo y liderazgo desde el municipio, la ayuda, tan esperada por cientos de familias Putaendinas, se ha materializado de forma deficiente, con acciones tardías o prácticamente nulas, agravando aun más la crisis y, como ya es una costumbre durante el último periodo, se está muy por debajo de lo realizado en otras comunas.

Ante la llegada de un nuevo periodo eleccionario, y a razón de los hechos conocidos por todos en materia social, debemos entender que no da lo mismo quien gobierne, y ante las evidencias, el elector debe tener muy claro quiénes son los aspirantes a los diferentes cargos, ya que son quienes durante los próximos cuatros años tendrán la difícil misión de enfrentar la pandemia y levantamiento social, además de el proceso de reactivación económica, donde se debe contar con las competencias y conocimiento para afrontar esa difícil tarea.