Crónica de : Mario Alvarado Eva
La ya prolongada ausencia del edil titular de Putaendo, Guillermo Reyes, quien ostentaba el cargo de Alcalde por elección popular por tercera vez consecutiva, se inicia cuando, en enero pasado (hace ya cinco meses) Reyes reconoce que se ha profundizado el deterioro de su salud, lo cual le impide continuar en el cargo para completar su periodo y anuncia que presentará su renuncia.
Tras su renuncia, de acuerdo a la Ley, será el Concejo Municipal quien decida quien le reemplazará en el cargo, en tres instancias:
- Por votación entre los concejales y quien obtenga 2/3 de los votos (o sea 4 votos) gana;
- Si no hay ganador por 2/3, el Concejo vuelve a votar, esta vez por los dos concejales más votados;
- Si después de la segunda instancia, aun nadie gana con los 2/3 de los votos, asume como Alcalde el Concejal más votado al momento de la elección popular.
Como el Alcalde Reyes aun no finaliza su periodo de licencia, la subrogancia de Muñoz ha debido prolongarse por casi seis meses.
Sin embargo, es menester señalar que, según sus propias normas administrativas, ningún funcionario municipal puede mantenerse en licencia más allá de seis meses, optándose por considerarlo no apto para el cargo, plazo que, con Reyes, se cumplió o debe estar por cumplirse. Es el Concejo Municipal el que, de una vez por todas, debe hacerse cargo de la situación y dirimir cual de los concejales debe asumir la Alcaldía.
En ninguna comuna del país se ha visto que por situaciones administrativas se le tuerza la voluntad al pueblo, que votó muy mayoritariamente por Reyes y su votación no es traspasable a ningún funcionario municipal.
No cabe duda que Fabián Muñoz ha sido eficiente en su subrogancia y que todos esperamos que también tenga éxito Marcia Rojas, la profesional que deberá subrogar al subrogante, tras la penosa situación del contagio en reunión con el Seremi de Salud.
Pero ya está bueno que el Concejo se haga a un lado y evite tomar una decisión que les incomoda, pues no hay acuerdos. Pero es lo que dice la ley. Alguno de ellos, “el más votado”, debe tomar a la brevedad el “fierro caliente” de la Alcaldía y no seguir estirando a la fuerza una situación que ya, a todas luces, está burlando el deseo manifestado por el soberano en las urnas, no entre cuatro paredes.