Joven madre putaendina a través de ventas de números de rifa busca adquirir y comprar lo necesario para su pequeño hijo con discapacidad.
Por Kalisca Espinoza, estudiante de Periodismo, UVM.
Katy Contreras, una mujer de esfuerzo y con dos hijos, uno de ellos, Kevin Contreras, un pequeño que sufre parálisis cerebral, microcefalia y epilepsia desde que nació. Sin embargo, los médicos se dieron cuenta de las discapacidades a los seis meses de vida, cuando su madre lo llevó al hospital debido a un malestar en el estómago, lo cual debió ser hospitalizado por once días.
Katy describe a Kevin como un niño tranquilo, que debido a las enfermedades solo puede comunicarse a través de los llantos y gritos, además solo reconoce a sus familiares cercanos. “Es difícil igual porque cuando se enferma cuesta saber que le duele y como él no se puede comunicar, es difícil”, comentó la madre del pequeño.
Los tratamientos, los medicamentos para la epilepsia es un costo considerable, por eso mismo Katy realiza rifas para poder costear las necesidades de su hijo. El 13 de febrero se llevará a cabo vía Facebook live una de las primeras rifas, cuenta con siete premios, entre ellos, una recarga de gas de 15 kilos, un saco de alimento para cachorro, un secador de pelo, un reloj mural, entre otros. “Pueden comprar números en mi domicilio, 21 de mayo camino al Asiento o a través de depósito de cuenta rut, me contactan por Facebook como Katy Contreras”, explicó la madre.
Kevin, cuenta con el apoyo de su madre, familia y sobre todo por su abuelo, que ayuda para que la crianza y apoyo sea incondicional a través del cariño y amor.
Unos de los nuevos objetivos de Katy es poder adquirir o comprar una silla especial, llamada silla neurológica, ya que cuenta con la capacidad de moverla para que tome diferentes posiciones, una de ellas, poder recostarse, sin provocar algún dolor lumbar. Cabe destacar que la silla que tiene Kevin actualmente solo puede estar sentado, provocando una incomodidad en su espalda y cuello.
Las autoridades de la comuna apoyan a esta familia llevándole tres bolsas de dieciséis pañales. En un comienzo le explicaron a Katy que irían todos los meses, pero no son responsables, puesto que van a visitarlos y llevan los pañales cada tres meses. “No vienen todos los meses, cuesta que vengan”, manifestó la joven madre.