Presidente de Fedefruta dijo que hay una suerte de estado de shock en el mundo agrícola y frutícola respecto a este tremendo problema por la severidad actual de la crisis hídrica.
Con un importante déficit de precipitaciones y de nieve, de alrededor de un 90% aproximadamente, el sector productivo agrícola del valle de Aconcagua , se prepara para enfrentar una de las temporadas de riego más complejas de los últimos años.
Según el Seremi de Agricultura, Humberto Lepe, “Las estadísticas no son muy alentadores, pero siempre se mantiene la esperanza de que el fenómeno se revierta en parte, y lleguen algunas de las anheladas lluvias a la zona”.
“Nos encontramos con un déficit muy importante de agua y nieve en nuestra región, pero además, muchas regiones involucradas en el problema, Por tanto la situación va a ser difícil, desde el punto de vista de la disponibilidad de agua, de los recursos de energía, e incluso de los alimentos. Esperamos que esto no repercuta de manera significativa, pero nos debemos preparar desde ya y generar conciencia para optimizar su uso”, sostuvo el Seremi.
La autoridad destacó además la histórica inversión en obras de riego en la región, duplicando así el presupuesto de 8 mil millones de pesos a 16 mil millones de pesos (INDAP-CNR). Ello significó gestionar recursos sectoriales y del Gobierno Regional, para acumulación, distribución, conducción y tecnificación. Sin dejar de lado, como factor relevante el trabajo con las organizaciones de usuarios de aguas y las mesas de trabajo”.
Por su parte, el presidente de la Federación de Productores de Frutas de Chile (Fedefruta), Jorge Valenzuela, aseveró que hay una suerte de estado de shock en el mundo agrícola y frutícola respecto a este tremendo problema por la severidad actual de la crisis hídrica, y que ha dejado atrás al mes de julio más seco desde que se tenga registro.
“La fruta hoy en día genera alrededor de 700 mil puestos de trabajo, y si esta situación continúa, habrá zonas que no serán más productoras de fruta, por un tema de disponibilidad de agua, o que bien irán disminuyendo”, agregó el dirigente gremial. “Frente a esta situación, loa agricultores tendrán que decidir qué cultivar y qué no”.
Fedefruta comenta que, entre los desafíos, está la adaptación del sector a la disponibilidad hídrica, la inestabilidad en las temperaturas y la resiliencia a eventos climáticos “fuera de programa”, como lo fueron las lluvias de verano que afectaron las cosechas de uva de mesa y carozos.
“Tras el informe del IPCC, y ante lo que vemos a diario en las zonas rurales de forma cada vez más acentuada, el cambio climático trae muchísimas incertidumbres para el futuro, y consecuencias por las que todos en el mundo debemos hacernos cargo”, agrega Valenzuela. “En un escenario de este tipo, nuestra labor es brindar seguridad alimentaria, pero ese es un trabajo que solo podremos hacer en la medida que todos nos involucremos”.
Medidas apoyadas por Fedefruta
Entre las medidas planteadas por los agricultores, están el diseño de una política pública que trascienda los gobiernos, y fortalezca las medidas de apoyo para un sector que provee de seguridad alimentaria a la población. También, un plan de plantas desaladoras financiadas por el Estado para asegurar el consumo humano, la alimentación y las actividades productivas, además de las modificaciones necesarias para el reúso de agua en las zonas más afectadas.
“De no atender estas urgencias por la sequía, solo lograremos hundir más en la precariedad a las zonas rurales que desde hace muchos años están postergadas”, agrega Valenzuela. “Esta crisis afecta no solo a agricultores pequeños y medianos, sino también a miles de familias que dependen de la producción de alimentos y que viven en los campos”.
Por lo pronto, la Federación y sus asociaciones ligadas piden medidas urgentes como la adquisición de estanque móviles colectivos para la pequeña y mediana agricultura, y el apoyo a la reprogramación de cuentas impagas de servicios básicos, y de deudas contraídas con la banca.