“La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre”.

Nelson Mandela.

El 7 de agosto se celebra el Día Nacional del Dirigente Social y Comunitario; la conmemoración se vincula con la promulgación de la Ley N°16.880 sobre Juntas de Vecinos y demás organizaciones comunitarias en el año 1968. Dicho origen tiene relación con la necesidad de pobladores de una vivienda digna, en un contexto social de éxodo campo-ciudad, que configuró pobreza, problemas sanitarios, hacinamiento y exclusión social a gran parte de la población de ese entonces.

Desde el campo de la salud pública, los dirigentes sociales surgen desde una doble fuente: la primera surge de la necesidad institucional de poner en el centro de las políticas sanitarias al usuario y sus necesidades de salud; y por otro lado, a la imperiosa urgencia de avanzar en un modelo de salud que arrastraba desde la década de los 70” grandes problemas de salud pública. Por ende, no es posible en avanzar en una modernización del Estado sin la participación de los dirigentes y representantes  sociales.

Ahora bien, los dirigentes de salud, cuyo accionar es libre y voluntario dentro de las disposiciones institucionales, es regido por convicciones sobre el bien común y el interés colectivo, marcan un precedente de radical importancia para abordar los problemas de salud. Un modelo de salud fundado en el enfoque de derechos, en el buen trato y la territorialidad posee falencias, pero no pierde de vista que en el centro de su gestión y desarrollo están las personas; en ese sentido, sus dirigentes son los actores y actrices sociales que defienden, posicionan e instalan medidas y acciones que permiten ir mejorando el sistema de salud público.

En este último tiempo, en donde la sociedad chilena está experimentado una transformación valiosa, en donde la participación ha generado una visión propositiva de la sociedad y su organización, donde es posible de escribir reglas del juego con una base ciudadana y la legitimidad que debe tener todo sistema denominado “democrático”, las instituciones públicas deben buscar nuevas formas de abordar este nuevo modo de “ser/hacer” de nuestros dirigentes, los cuales deben enfrentar una nueva crisis: pandemia.

Es en este punto, en que los liderazgos que tienen años de experiencias en sus organizaciones de base, ya sea nivel territorial o funcional, y las nuevas formas de participación digital, están configurando desafíos a toda escala, sumado a la prevención y autocuidado; desde la necesidad de contar a acceso a Internet, como demandas en torno al derecho humano al agua, pasando por la crisis ambiental, la equidad de género y el retiro del 10% de la AFP.

Es por ello, que los dirigentes sociales y comunitarios son poseedores de un poder de transformación clave en los sistemas sociales actuales, sin esa hermosa y bella fuerza generadora, nada del camino recorrido tiene sentido.

David Mally Guerra

Sociólogo, Encargado de Participación Social

Servicio de Salud Aconcagua