Por Kalisca Espinoza, estudiante de Periodismo, UVM.
Los últimos meses, nuevamente, los carabineros han estados en el centro del huracán, provocando represiones en diversos puntos del país. Hace unos días, fue en Panguipulli, donde un joven malabarista fue baleado por no querer realizarse un control de identidad.
Con la muerte de, Francisco Martínez Romero, un joven malabarista, el mundo de la cultura esta con dolor y de duelo. Salir a realizar arte a las calles y espacios públicos para muchos es vandalismo en pleno 2021, que es para lo vagos que no tienen nada que hacer, que no estudian, pero no es así, el arte es entendido generalmente como cualquier actividad o producto realizado con una finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se expresan ideas, emociones y, en general, una visión del mundo, a través de diversos recursos.
Putaendo, se caracteriza por generar y contribuir con el arte para crear conciencia de los problemas que sufre la comuna, también representa a la cultura y el patrimonio. Las paredes coloridas, con colores que provocan esperanzas y un sentimiento de lucha, para conservar un lugar rico en fauna, flora y sobre todo conservar lo que tanto cuidaban los antepasados.
Por otra parte, en la comuna los carabineros en ciertos aspectos cuando se realiza alguna actividad están para apoyar, resguardar, cuidar y proteger en algún accidente que se presente. Sin embargo, en otras ciudades la realidad de carabineros con la ciudadanía es diferente, ya que existe represión, violencia, exceso de autoridad, siendo que ellos son un servicio público.
Al parecer pese a los años, la dictadura de Pinochet sigue vigente en Chile, donde la policía constantemente vulnera los derechos humanos de sociedad, lo que ha quedado casi completamente impune y no ha sido abordado a fondo por ningún gobierno.
El abuso por parte de la Policía se concentra de manera específica contra personas de menos recursos económicos, que participan en protestas o manifestaciones, artistas callejeros e integrantes del pueblo mapuche.
La institución de Carabineros se debe a su ciudadanía, no estar en contra de ella. La policía es parte de la sociedad y no ajena. La policía no es un ejército frente a un adversario, sino un servicio público, cuyo objetivo es reforzar las normas colectivas que hacen posible una confianza mutua. En la democracia en la cual está el país, no debería existir una policía al servicio de una ideología de guerra que termina siendo, una ideología política.
Se necesita una institución que se comprometa con los valores democráticos, que sea eficiente en el control del orden público, sin violencia, ni armas y darle una protección a toda la comunidad sin distinción alguna.