Por Sebastián Iturrieta Alfaro Cientista Político con mención en relaciones internacionales Universidad Alberto Hurtado.
Conocido son los problemas relacionados tanto al cambio climático cómo también relacionados a efectos mismos de procesos medio ambientales, cómo por ejemplo las tormentas que ocurrieron recientemente, aluviones y lluvias en plena cosecha agrícola y que claramente han afectado a este sector productivo y de sobre manera a los contratistas vinculados a este rubro, donde evidentemente quienes deben asumir los costos reales de estas catástrofes son los trabajadores, temporeros de la zona que hoy por hoy se encuentran trabajando en peores condiciones que hace un par de años atrás.
El sub contrato ha sido por mucho tiempo un sistema de trabajo precario donde los trabajadores temporeros agrícolas del valle (Uva, duraznos, nueces, damascos, etc) han estado expuesto a precariedades laborales tanto en lo económico cómo también en las condiciones básicas sanitarias para trabajar. Existiendo la nula capacitación o certificación de competencias para realizar sus labores lo que no permite una experiencia calificada que pueda ser retribuida con mejoras laborales y económicas, generando una mano de obra barata y perpetuable en el tiempo.
Lo que conlleva un círculo de empobrecimiento donde lamentablemente la monotonía de los monocultivos condena a tanto a los trabajadores cómo también a los contratistas que cada año se acomplejan aún más sus condiciones laborales.
Es por estas razones que cómo Putaendinos, debemos replantear nuestras fuentes de ingreso y a la vez también re plantear cómo nos estamos relacionando en nuestro entorno.
Hace algún tiempo ya se viene trabajando en lo que desarrollaremos a continuación, el turismo de base comunitaria.
¿De qué trata este turismo?, a grandes rasgos es la territorialidad que se puede llegar a tener debido a las experiencias de turismo local que cada comunidad tiene, en este caso hablaremos en líneas generales de lo que podría llegar y de lo que se está haciendo respecto al arte rupestre y específicamente en el levantamiento de información pertinente de petroglifos del valle de Putaendo, cómo también llamados sectores arqueológicos de nuestro valle que se encuentran invisibilizados, tanto por la problemáticas existentes con el acceso a estos territorios, también a la baja preocupación local por este gran atractivo por parte de instituciones cómo serranías, ganadera, y a esto se suma el poco interés existente de políticas públicas y la agenda local.
Conocidos sectores de la comuna ya cuentan con cierta georeferencia, y esto a la vez con el levantamiento de información que permite un estudio más acabado de estas zonas, por ejemplo en la Nogalada, se encuentran en el Sector de Piguchen la Escuela de petroglifos, que datan cronológicamente de diferentes periodos y de diferentes culturas, desde los Molles hasta los Incas, o también la zona del Pucara inca en el tartaro, El sector del Tucúquere donde se pueden observar diversos paneles asociados a una zona de rituales, entre estos podemos encontrar fitoformas, zoomorfas, antropomorfas y paneles relacionadas a la planta inca “Wilka” que servía para rituales ancestrales, Casa blanca, zona fuerte de intersección entre los patos y la pucara el tartaro, petroglifo icónico de Putaendo, la “primera” monta, vestigios de la llegada de los españoles.
Evidentemente ya existe un gran número de estudio y también expediciones que se han hecho pero que lamentablemente avanzan de forma lenta por las problemáticas recién señaladas, el turismo de base comunitario viene y pretende empoderar a los pobladores de casa sector para hacer uso de este recurso y en cierta forma poder generar ingresos que permitan una autonomía y a la vez una identidad más marcada de lo que ya es, donde el turismo podría convertirse en el futuro primer ingreso económico de la comuna.
Estas expediciones o excursiones claramente deben ir acompañadas de diferentes instituciones cómo por ejemplo la voluntad de las serranías de poder permitir que este atractivo sea utilizado, conservado y difundido por la misma comunidad de donde se encuentra.
A la vez si bien existen ya diversos estudios, se hace necesario poder seguir avanzando en estas expediciones e investigaciones, ya que existe un gran número de sectores por ejemplo en Granallas que no existe tal levantamiento de información, lo cual no permite poder generar un hilo o una conducción tanto cronológica cómo también historiográfica de los procesos que ha pasado el valle, siendo de mucho interés para quienes investigan o exploran este tipo de conocimiento, pero que a la vez dependen mucho de las voluntades de la instituciones vinculadas para facilitar estos procesos.
Junto a la investigaciones arqueológicas, en Putaendo se están levantando información y acceso a la astronomía, donde Miguel Araya Millón y Cristian Millón Parra son pioneros en la zona, con voluntad y muchas ganas de poder incorporar esta ciencia en el ideario colectivo y a la vez, generar una identidad que nos permita generar nuevas alternativas económicas para el valle, creando una circulación de beneficios para cada sector, apoyando y beneficiando a cada unos de los sectores arqueológicos y astronómicos que el valle tiene.
Bajo esta nueva necesidad de poder conseguir una autonomia, descentralizacion y desconcentracion económica que se ve con muy buenos ojos la participación en futuras investigaciones y también con los sectores ya avanzados poder conseguir cierto turismo comunitario, donde poder generar nuevos empleos, nuevos ingresos y a la vez nuevas técnicas para cada habitante del valle se hace más necesario.
Agradecimientos especiales a Miguel Araya