Por María Buades Pediatra
Tras tres semanas de confinamiento, son muchos los que reclaman que se permita salir a la calle de forma controlada a los menores, sobre todo cuando se trata de niños muy pequeños. Al respecto hay pocas voces más autorizadas en pediatría que María Buades. La doctora lo tiene muy claro: «Es imprescindible darse cuenta de que el mal menor es que los niños se queden en casa. No podemos permitirnos todavía que salgan a la calle».
¿Qué grado de peligro tienen los niños?
En medicina siempre existe la excepción, pero las evidencias demuestran que afortunadamente esta enfermedad afecta de forma muy suave a los niños. Incluso aquellos que padecen patologías previas no están sufriendo demasiados problemas.
¿por qué no darles un poco de aire?
Lo que debemos plantearnos aquí es la siguiente pregunta: ¿qué preferimos, encerrarlos en casa sanos o encerrarlos en casa enfermos? Si permitimos que salgan a la calle antes de que esta crisis esté controlada les exponemos a un gran peligro. Tú no sabes si el niño que se ha lanzado por el tobogán antes que el tuyo era o no portador del coronavirus.
¿Notó algún tipo de aumento de las patologías respiratorias en su consulta antes del parón?
No. De hecho este invierno ha sido muy suave. Sí que es cierto que ha habido bastante gripe, pero a finales de febrero ya estaba controlada.
¿Qué protocolo sigue ahora con los bebés?
La consulta está reservada a los bebés que necesitan ser vacunados. Eso no podemos interrumpirlo bajo ninguna circunstancia. Lo que sí llevamos a rajatabla es un control horario muy estricto a fin de que los padres no tengan que esperar ni un minuto.
¿Cuál es el mejor sistema para controlar en casa a los menores?
-Debemos crear una rutina que en la medida de lo posible sea lo más parecida a la que ellos ya estaban acostumbrados. Que ayuden en las labores de casa les hace sentirse partícipes de la realidad.
¿¡Y en cuanto a la alimentación, ¿cómo actuar?
Es básica. Lo es para los adultos, pero por supuesto mucho más en el caso de los pequeños. Debo insistir en el orden y, sobre todo, en respetar escrupulosamente el horario de comidas al que ellos estaban acostumbrados. Hay que evitar alimentos ultraprocesados, bollería industrial y bebidas azucaradas. Es imprescindible que coman mucha fruta, mucha verdura, y que se hidraten sólo con agua. En cuanto al consumo de hidratos de carbono, no veo problemas en que coman pasta, arroz o pan, pero sí hay que prescindir de galletas, postres lácteos azucarados o cosas por el estilo. Pensemos que ellos no tienen ahora posibilidad de quemar todas esas calorías. Su organismo está acostumbrado a moverse continuamente y ahora no pueden hacerlo. Por eso la alimentación correcta es fundamental.
– ¿Hay que ser más permisivos en cuanto a su ocio?
– Estamos en una situación extraordinaria, pero sí que hay que intentar ocupar su tiempo de ocio en juegos manuales antes que visuales para impulsar su creatividad. Es un buen momento para darles premios del estilo de «cuando acabes los deberes tendrás media hora de video juegos», pero lo que no pueden es tener recreo todo el día. Dejarles que cojan el mando de la TV o de la consola y que hagan lo que quieran es un error porque luego va a costar muchísimo volver a ponerles en vereda. Nunca hay que permitirles que tengan el control.
¿Qué secuelas les quedarán tras este confinamiento?
Afortunadamente el cerebro de un niño tiene mucha plasticidad y cuando recuperen la rutina normal de su día a día interiorizarán todo este confinamiento como si para ellos hubieran sido unas vacaciones. Ahora es normal que se sientan más irritables y que les cueste mucho más dormir.
– ¿Y cómo evitarlo?
.- Si nosotros estamos cada vez más irritables, ¿cómo no lo van a estar ellos? Los niños son esponjas de lo que ven en su casa. Aunque nos sintamos mal debemos transmitirles a nuestros hijos una imagen positiva a toda costa. A ellos puedes convencerlos de cualquier cosa si se la vendes bien.
– ¿Y los adolescentes?
– A los adolescentes hay que hacerlos partícipes de lo que sucede. Hay que explicarles lo que están viviendo los adultos para que entiendan la situación. No hay que tener miedo de eso porque ya pueden asimilarlo.
.- ¿Cómo actuar si el afectado es un familiar cercano?
.- En ese caso hay que ser muy sensible con lo que puedan sentir los niños. Qué tal algo así como «ahora que el abuelo se ha ido al hospital, ¿qué te parece si le hacemos un dibujo y se lo mandamos porque él te echará mucho de menos?». Debemos hacerles ver a nuestros hijos que nosotros entendemos perfectamente que para ellos también es muy importante la pérdida que están sufriendo.